lunes, 22 de diciembre de 2008

Extrañas perfecciones


Rozas la perfección en el deseo, caminas con aire altivo mirando por encima del hombro. Eres diosa griega y romana, te adoran a cientos, Hera y Medusa personificada. Sueñan contigo al amanecer pero al atardecer con la caída del sol te vuelves pesadilla, sonido de piano dulce y lento, entras por la vista como las melodías por el oído pero dañas la retina como sonido estridente que se aferra a un timpano. Hablas de falso romanticismo con tanta seguridad que enamoras, te acumulas como basura por los rincones por los lugares que pasas. Eterna belleza, condena perpetua. Rozas la tentación del árbol prohibido, manzana roja en manos ajenas, veneno mortífero causando sueño profundo y no despiertas con un beso sinó más bien con un maleficio. Eres calor taciturno de infierno, frío callejero de invierno. Musa de poetas, víctima de la sociedad. Bajo tu enorme máscara de alegría te hayas vacía, adictiva mirada felina que pavor causa escalofríos al conocerte un poco más allá. Dolor desvaneciente, eres una droga autodestructiva de alma incompleta.