
Siempre achacamos el miedo a las emociones,
culpamos al sufrimiento el paralizar nuestro movimientos,
pero no es el miedo el que cubre el corazón,
sinó la mente.
No es el miedo el que nos paraliza
sinó el que nos enloquece.
Todos sentimos miedo, miedo a ganar,
miedo a perder, miedo a sentir,
miedo.
Y nos come...
Y nos suprime.
Y nos hace perder en la nada.